viernes, 13 de abril de 2018

El eucalipto que no deja crecer otras plantas alrededor


¡Qué bien se vive sin parásitos!
Huckleberry y Jim aceptan a dos pasajeros en su balsa. Dos timadores que poco a poco van imponiendo sus condiciones y el épico viaje hacia la libertad del esclavo se va retrasando y comprometiendo.
Rescato una entrada antigua de 2016 porque sigue vigente. Una entrada sobre parásitos o pasajeros indeseados. Sobre esas personas que entran en tu vida y que en calidad de novias, amigos, cuñados etc ejercen una influencia negativa. Son personas que no escuchan y que hablan como si supieran siempre más que tu. Por que ellos saben más. Tu tienes que hablar, disculparte, siempre estás en falta, siempre estás debiéndoles algo. El siguiente nivel es el gurú, que está en posesión de la verdad y te ofrece curarte de algo. La cura es siempre una buena excusa, un primer paso en el control mental.

Thomas Mann en su novela "La montaña mágica" describe dos de estos personajes: el jesuita y el libertario, que mantienen conversaciones con el joven protagonista. ¿Sus motivaciones? "ayudar" al jovencito confuso. Si son capaces de convencerlos serán capaces de convencer a otros. ¿Por qué esas personalidades tan exuberantes, fascinantes y seductoras le dedican tanto tiempo a un joven? El seductor siempre quiere algo a cambio. Esas personalidades narcisistas siempre quieren devoción y lealtad. Es como drogas para su personalidad.

¡Qué bellas son las mañanas cuando estas personalidades desaparecen de tu vida! Descubres, cuando se han ido, la belleza del río Mississipi, la belleza de los Alpes, aquellas cosas que estaban eclipsadas por el ejercicio de despliegue de encantos y exigencias.

Encontrar el camino, el deseo de cada uno, exige de personas que escuchen, de personas que sepas que tienes un sitio en su casa para guarecerte, un plato de sopa si es necesario. Personas como Gerda, en el cuento de Ándersen, La Reina de las Nieves, que son capaces de hacer un viaje para que vuelvas a ser parte de su vida. Para poder compartir momentos juntos, en un espacio, que en el cuento de la Reina de las Nieves, es una pequeña terraza compartida.

Una de las características de esas personas que escuchan es que te dejan tranquilo, te dejan ser, no te reclaman, no te apartan de tus seres queridos. Todos los gurús y todos los narcisistas son como el eucalipto que no deja crecer otras plantas alrededor para captar todo el agua y ser los más altos. Ojo, lector, cuando te encuentres con alguien así. De repente, no sabrás porqué pero empezarás a caerle mal a la gente cuando estás al lado de estas personas. Ellos serán guía y faro en tu soledad, serán mucho más sociables, agradables y populares que tu. Es el típico caso de los amigos en los que uno es el guapo y el otro el feo. Este caso sería un primer peldaño en el camino que recorre un gurú. El parásito te aísla.

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